Una muestra única en la cual encontramos juguetes desde principios del siglo XX. Una colección cedida por Payá, Sociedad Cooperativa Valenciana Limitada, para la creación de este museo.
Podría tratarse del almacén de los Reyes Magos o de Santa Claus, pero al leer cualquiera de las miles de cartas que los niños escriben a estos personajes con motivo de la Navidad, pronto nos daríamos cuenta de que aquí no hay videoconsolas, muñecas que lloran, comen o hablan, bicicletas, tamagochis, barbies con largas melenas rosa y acompañadas de un vestuario de lujo, coches y apartamentos, ni guerras y naves de un universo infantil cada vez menos inocente...
Nos encontramos delante de un mundo de hojalata, con el que soñaron los niños de principio del siglo XX. Unos años en que los Reyes Magos tenían apellido "Payá". Una familia de hojalateros que recorría los mercados de la comarca con una gran variedad de tazas, platos, regaderas... El momento en que comienzan a compaginar este trabajo con la construcción de los primeros juguetes no es claro. De boca en boca al lo largo de los años ha circulado la historia que fue mediante una prima de la familia que vivía en Onil y que se dedicaba a la construcción de muñecas de barro, como llega el primer juguete a las manos de los Payá. Un juguete de hojalata traído de Alemania y que ellos se encargaron de desmontar para conocer y investigar su funcionamiento. Fue precisamente por este primer objeto el que utilizarán la técnica del grapado, que era utilizada por los jugueteros Alemanes. Llegó a convertirse en una actividad rentable porque en 1909 ya iban como jugueteros a la Exposición Regional Valenciana, y después de ésta siguieron muchas ferias alrededor del mundo.
Así la industria juguetera de Ibi comienza a consolidarse rápidamente y a "Paya Hermanos" siguieron otras como la de Agapito Bernardo Verdú, que con los años juntamente con Payá daría lugar Rico, Sociedad Anónima, además de la fábrica Jyesa o la de Claudio Reig.
Desde el principio los hermanos Payá fueron adquiriendo un buen número de juguetes españoles y extranjeros, en los viajes que anualmente hicieron a las ferias y exposiciones más importantes del mundo para conocer las últimas tendencias del mercado. Normalmente de estas ferias se llevaban dos juguetes iguales, uno que desmontaban para estudiarlo y mejorar así la calidad de sus productos y el otro se lo guardaban. Con los juguetes almacenados y los años consiguieron ser propietarios de una valiosísima colección, que la empresa Payá, Sociedad Cooperativa Valenciana Limitada cedió para la creación del Museo Valenciano de Juguete, que se inauguró en 1.990.
La Casa Gran (casa grande), un edificio del siglo XVIII es la casa del juguete, un espacio que se divide en siete áreas, siete formas geométricas diferentes, siete colores, para que los visitantes se muevan como en un juego que va desde los primeros prototipos de juguete hasta proyectores cinematográficos, pasando por animales, aviones, barcos, trenes, automóviles, muebles, teléfonos, caballitos... y como no, la tartana (carro), que fue el primer juguete propio de Ibi.
Alrededor de 500 piezas, mayoritariamente de hojalata, que conseguían moverse mediante mecanismos de resorte, fricción... No hay pilas, ni electricidad, ni ninguna nueva tecnología, pero que han llegado lejos, han llegado hasta hoy. En un intento de aproximar los juguetes a la gente, un objetivo que se conseguirá cuando esta colección se traslade a los locales de la empresa Payá. Empresa que nació ahora hace un siglo y donde los visitantes no solo podrán disfrutar de esta muestra única, sino que además asistirán a la fabricación en directo de estos juguetes, que la empresa Payá fabrica actualmente utilizando las mismas planchas.
Para obtener una información más amplia sobre este Museo, haga click aquí.
© ANW - 7 de octubre de 2.000 - http://welcome.to/alcoy